Visita a Herederas de D. Julián Sanz (Cerrolongo)

 En el kilometro 12 de la carretera que une los municipios vecinos de Colmenar Viejo y San Agustín del Guadalix, en un entorno privilegiado de dehesa mediterránea, con unas magníficas vistas de la capital como testigo de todo lo que allí sucede, pasta la ganadería "Herederas de Julián Sanz". Un capricho familiar que durante años ha sabido sobrevivir y reinventarse y que tiene sus orígenes allá por 1966, cuando tras el fallecimiento del abuelo de Dña. Carmen Sanz, actual propietaria de la ganadería, quedan en manos de cuatro de sus ocho hijos las vacas de la Viuda de Martínez (compradas a D. Manuel Puente) que el padre del mismo había adquirido años atrás.


Tras varios años trabajando en la misma dirección, los cuatro propietarios deciden dividir la ganadería, vendiendo uno de ellos su parte a los otros tres y aprovechándose la situación para añadir cabezas de ganado de procedencia Dña. Isabel Rosa González. Es tras esta división cuando el hierro original queda en manos de José, uno de los hijos, y la divisa original (blanca y verde) en manos de otro de los hijos, Rafa. Quedando en propiedad de D. Julián Sanz la señal de horquilla despuntada. Es entonces cuando el padre de Dña. Carmen Sanz comienza a replantearse el camino de la ganadería. Estuvo a punto de venderla en numerosas ocasiones, pero su amor por el campo y sus vacas siempre supusieron un problema para deshacerse de su ganado, al que tras aquella división había herrado con un nuevo hierro (el de la "J" y la "S") y colocado una divisa verde y grana. Ganado que años después, le vería perder la vida, donde tantas y tantas tardes había pasado, en su finca.

En aquel momento, la ganadería pasa a ser propiedad de Dña. Carmen y Dña. Rosa Sanz, las Herederas de D. Julián Sanz quienes con los años añadieron un lote de vacas procedencia Contreras, resultantes de la división de lo que hoy es Baltasar Iban. No corrían tiempos buenos para la misma y de nuevo llegaron los rumores de la venta de la ganadería. De aquella crisis habló Dña. Carmen años después, dando la imagen de lo que actualmente -por encima de una ganadería- todavía son, una familia. - "A mi una vez alguien me dijo  que las vendiera, porque mis vacas eran malas, y que las suyas eran buenas, entonces yo le dije que lo mismo que se quiere a los hijos aunque no sean altos, rubios y con ojos azules, yo quiero a mis vacas sean como sea. Me da igual, porque esas son las vacas de mi padre."


Corrieron los años y aquella apuesta personal de dos valientes ganaderas perduró en el tiempo. Quedaron divididos en dos partes los lotes de la ganadería, pero jamás llegaron a formar nuevos hierros, hasta que en 2004 se divide de nuevo, quedando Dña. Carmen Sanz como única propietaria. Tres años después, se añadieron dos sementales de Tierra Joven -Procedencia Domecq (que hoy día predomina en la ganadería)-.
Continúa actualmente la andadura familiar con la cuarta generación de ganaderos, Julián Revelles (aunque todavía en propiedad de su madre), en busca de la emoción en los tendidos, la humillación, la fijeza, la nobleza y por supuesto algo de picante, a tan solo un paso de Madrid, en las fincas de Cerrolongo y Valderrevenga, en el termino municipal de Colmenar Viejo, tierra de toros por excelencia.


La finca de Cerrolongo organiza eventos y capeas y además puede visitarse actualmente gracias a un servicio organizado que Julián ofrece para dar a conocer el toro bravo. La visita consta de un recorrido en que se pueden ver varios de los lotes de cubrición de la ganadería, así como los añojos, erales, utreros y novillos que se lidiarán en plazas y calles de nuestra geografía. Por último, puede degustarse un agradable aperitivo con unas vistas sencillamente maravillosas, a apenas 30 minutos de Madrid.


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