Céret - 16/07/2022 y 17/07/2022 - Resumen de la Feria del Toro


La gentileza francesa no encuentra límites en Céret.

Así y obviando cualquier referencia al aficionado en sus carteles por quien pueda ver dañada su fina piel, se ha celebrado un año más la Feria del Toro. Y es que, de esta forma, nadie debería sentirse dolido, pues no es Céret sino ese lugar donde se da la importancia necesaria a cada uno de los tercios de la lidia de un toro alejado del monoencaste y que curiosamente jamás se astilla al rematar en tablas.

La gentileza francesa.

Con dicha premisa y con una corrida de Dña. Dolores Aguirre que conmemoraba el centenario "des Arènes de Céret" se abría la feria el sábado 16 en una sesión vespertina.

Seria y encastada, la primera corrida de la feria no hizo sino dar sentido a un largo viaje que el año pasado no se vio recompensado con ese toro que el aficionado sueña. La corrida fue más que notable, sirviendo para aficionado y toreros hasta cuatro de los seis animales que se lidiaron y destacando un sensacional cuarto del que Alberto Lamelas paseó una oreja protestada.

Tomó la corrida 16 puyazos con el empuje, la prontitud y el galope como seña de identidad en líneas generales. Quedaron por detrás de sus hermanos un enterado y complicado segundo, así como un "mansete" tercero, pero quienes realmente no estuvieron a la altura de la corrida fueron los de luces, pues una oportunidad así no debe nunca desaprovecharse. Lote de puerta grande para un Lamelas difícil de reconocer, miedo en un Román al que le costó adaptarse y falta de solidez con las telas en el tercero y espada en el sexto de un Máxime Solera que no termina de rematar.

Al finalizar el festejo, saludó el mayoral.


En la sesión matinal del domingo 17 tomaron protagonismo los de D. Alejandro Vázquez y Sánchez. Una seria y encastada novillada que encumbró la labor de Peseiro y sacó a saludar al mayoral, con alguna protesta del público.

Dispar en cuanto a juego y oportunidades, la casta fue, quizá, el adjetivo que mejor podría describir el conjunto de la novillada a la que se enfrentaron Peseiro, José Rojo y Leandro Gutiérrez. El primero de estos, al más puro estilo "Sánchez Vara", lidió y entendió a cada uno de sus oponentes, dándole importancia a cada uno de los tercios y procurando no dejar pasar ninguna oportunidad, si ben es cierto que con el sexto (que correspondí a Rojo), la disposición fue otra. Todo ello le valió para cortar oreja y oreja a su lote y salir a hombros ante el exigente público.

Destacó de la novillada, que tomó 18 varas, un exigente cuarto, premiado con una excesiva vuelta al ruedo, pues imposible fue por el izquierdo. Los hubo que rompieron a entrega y que sacaron algo más de genio, pero para quien quiso entenderles (Peseiro en este caso), ahí estuvieron las posibilidades. Del valor Rojo, antes de sufrir el mareo que le impidió dar muerte al quinto, no hubo ni rastro; y Leandro se mantuvo en la delgada línea entre el valor y la ausencia del mismo a lo largo de la mañana, pareciéndose poco en muchas ocasiones a ese novillero que cautivó en Añover, pero dejando toreo de una calidad que no había visto en el, en algunos pasajes.

Sensacional la labor de Tito Sandoval en el tercero de la tarde.


La seriedad de la tarde del domingo 17 corrió a cargo de Palha.

Sin llegar a romper en lo que uno cabe esperar de esta ganadería, se lidiaron en el ruedo de Céret seis imponentes toros. Los hubo que se dejaron torear acusando esa falta de chispa que demanda el aficionado y que si que tuvo, pero de forma extremada el "imposible" sexto.

Sánchez Vara volvió a ser ejemplo de profesionalidad, pero acusó de nuevo su falta de toreo, pues el primero tuvo de donde sacar y ante la falta de ritmo del cuarto se quedó sin ideas. A pesar de ello, su disposición y saber estar volvieron a poner Céret a sus pies, llegando al delirio en banderillas. La labor de Sergio Serrano se vio emborronada por el reservón segundo bis de Peñajara al que no pudo más que enseñar para justificarse, pero se encumbró con un quito de buena nota que terminó por apagarse cuando se vio podido. Damián Castaño cumplió con creces al natural con el tercero, que menos dijo por el derecho enfriando la faena; e hizo honor a su profesionalidad y estado de forma jugándose el tipo con la alimaña que hizo aparición en sexto lugar a pesar de que el respetable justificó y pidió su muerte desde el primer momento.

Hasta 16 varas tomó una corrida en que destacó la labor del tercero, arrancando desde toriles a por el jaco en el cuarto puyazo.

Sánchez Vara volvió a ejercer a las mil maravillas como director de lidia en este tipo de corridas que tanto demandan esta figura.

¡VOLVEREMOS!

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