Guadarrama -29/09/21- Novillos de D. Celestino Cuadri para "El Chorlo", Francisco Montero y José Rojo


La previa

Guadarrama vuelve, un año más, a comprometerse con el escalafón novilleril y por ende, con la tauromaquia.

Presentada su feria en la que se incluyen cuatro novilladas con picadores con hierros más que interesantes y los novilleros más destacados del escalafón, y un concurso de recortes, haremos acto de presencia en la tarde del 29 de septiembre. Novillos de D. Celestino Cuadri para "El Chorlo", Francisco Montero y José Rojo.

Llegan "El Chorlo" y José Rojo con una reseñada expectación tras sus dignas, aunque diferentes, actuaciones en Villaseca de la Sagra frente a las novilladas de Monteviejo y Cebada Gago respectivamente. Por otro lado, volveremos a borrar recuerdos para volver a ver a Montero, a quien esperamos en su versión antigua y agradecemos que vuelva a acartelarse con hierros tan poco habituales.

Estos son los novillos reseñados:Y para los que empiezan... ¿Por qué Cuadri?

Cuando hablamos de Celestino Cuadri lo hacemos de una de esas ganaderías exclusivas de la cabaña de bravo española. De encaste propio y hechuras inconfundibles, fue en 1954 cuando el fundador, por cuyo nombre se conoce hoy día la ganadería, adquirió las primeras reses a José María Lancha. En 1956 adquirirían la antigüedad en Madrid y a partir de entonces la bravura es la seña de identidad de una de las ganaderías más demandadas por el aficionado.

Así fue la tarde

¡Fueron a una dura, se dejó y no estuvieron a la altura!

Una plaza engalanada para la ocasión con una entrada que rozaba los tres cuartos dio la razón a Guadarrama en su apuesta por los de Cuadri.

Seria y rematada, acorde a lo que acostumbra la localidad madrileña, fue la novillada en la que sobresalieron, por encima de sus hermanos, segundo, tercero y cuarto. El primero de estos más encastado, hizo al aficionado tirarse de los pelos, pues quien estuvo delante no fue capaz de corresponderlo. Tampoco lo hicieron al anterior ni a los posteriores. Una auténtica lástima, pues tercero y cuarto se dejaron en exceso para el hierro con que habían sido marcados. El quinto se rajó y el sexto, a pesar de dar aires de manso, rompía en la muleta con ansia de comerla cuando se le hacían las cosas como se debe.

Disculpadme si en el día de hoy soy algo más duro de lo normal. Si el día de los Monteviejos en Villaseca fueron todo halagos ante una dura de verdad, lo de hoy ha sido de vergüenza. Y si aquel día tuve que excusarles, hoy hay que señalarles, pues alguno va camino de los 30 e igual es hora de pensar.

"El Chorlo" dio verdadera lástima ante su primero, pues si el novillo hubiese llevado otro hierro, las miradas entre muletazos no le habrían hecho pensar de más. Nada quiso saber del torero el de Cuadri cuando tuvo la muleta puesta. Si bien es cierto, algo parado, sin repetir ni terminar de entregarse, no dio sensación de peligro en toda la lidia. No fue un novillo de triunfo, pero ni mucho menos mereció que El Chorlo tuviese que terminar su faena pidiendo perdón (como si en su segundo no fuese a volver a faltar el respeto al aficionado). Abrevio. Entró a matar, metió media espada, se le dieron infinitas vueltas, descabelló en 5 ocasiones, se llevó un revolcón intentando descabellar, más vueltas que tiran al novillo, fallan con la puntilla, 4 descabellos más, dos avisos, bajonazo infame buscando la muerte, puntillazo y por supuesto, a pedir perdón, como si sirviese de algo después de semejante show.
Ante su segundo, un cuarto que parecía iba a exigir mucho de salida, la cosa no fue mucho mejor. Una lidia desastrosa en que se metió el novillo bajo el caballo y se abrevió en banderillas no ayudó, pero en la muleta cambió la condición del animal. Si bien embistió por derecho e izquierdo con clase y entrega, no encontró quien quisiese torearlo. Sin sitio, aliviando embestidas y ligando sin sentido alguno. Volvió a sufrir para encontrarle la muerte, dando vueltas por el ruedo y lo pasaportó de un bajonazo. Muy mal.

Francisco Montero tuvo "el placer" de disfrutar de Vagonero, un bravo de los de verdad. Hasta en dos ocasiones entro al caballo, queriendo lucirlo desde algo más lejos en la segunda entrada Montero, después de un recibo capotero a la verónica al que el público respondió con agrado. En la muleta, el placer se convirtió en un mal trago y a Montero se le volvió a ir un bravo, como aquel de Monteviejo en Céret. Ni poder, ni raza ni siquiera entrega. Ni rastro de todo aquello que llamaba la atención de alguien que parecía querer ser torero. Zapatazos contra el suelo en cada cite, mucha voz buscando decir todo aquello que no dijo con la muleta mientras Vagonero embestía con clase, repetición, entrega y casta. El pitón izquierdo era todavía mejor que el derecho, que ya fue bueno, pero el aficionado se marchó de allí sabiendo que aquellas embestidas no habían sido correspondidas en ningún momento. Pinchazos, un aviso y muerte indigna para un animal que en otras manos bien podría haber merecido una vuelta al ruedo.
Al quinto (ya con la excusa para hacerlo igual de mal o peor, de haberse roto un dedo y luxado otro al entrar a matar al segundo) lo recibió entre enganchones, desarmes y carreras; y tras rajarse después de una lidia bochornosa en varas, y unas banderillas condicionadas por la situación, se empeño en hacerle faena en los medios. Acompañado de los vitoreos de su gente de confianza apuró los 10 minutos como si anduviese diciendo algo junto a un animal que no hacía más que buscar toriles. Pensé que era allí donde se lidiaban estos toros. Dos bajonazos y otro petardo gordo.

A José Rojo lo esperaba con ansia tras su sonado triunfo en Villaseca, donde de corazón espero que anduviera mejor que hoy. El tercero fue tan noble como de fabulosa condición, si bien no permitió adornos de salida en la muleta se templó embistiendo con clase y repetición pero algo falto de casta. Permitió lo poco que le hicieron, siempre exigiendo más y sin llegar al tendido. El toreo es otra cosa, y a quienes allí asistimos, no nos engañó Rojo buscando orejas y sin encontrar el sitio en ningún momento.
Algo similar a lo que sucedió en el cierraplaza, un novillo que dio atisbos que manso pero que embestía queriendo comerse la muleta cuando se tocaban los terrenos que demandaba. Lo hizo en una ocasión José, pero ¡AY COMO EMBESTÍA EL TORO! Distancia, prudencia y a terminar de rematar una tarde para el olvido.

Tarde de silencios y broncas ante un encierro en que tres novillos fueron aplaudidos en el arrastre. -Y no por esa "casta de Cuadri", sino por BRAVOS-.

A DESTACAR:

Urge, por el bien de la fiesta y la dignidad del toro, que los delegados hagan su trabajo. Urgen las multas y urgen las cosas bien hechas por parte de los profesionales.

Hoy en Guadarrama hemos visto a los banderilleros de "El Chorlo" montar el paripé buscando una oreja de forma ruin mientras los mulilleros se demoraban en su tarea. Hemos visto al mozo de espadas de Montero sacarle el estoque al novillo desde el callejón. Hemos visto a Montero capote de paseo en mano, preparándose para marcharse, durante la lidia del sexto. Hemos visto tirar a primero y cuarto a base de vueltas en lugar de con una estocada. Hemos visto al presidente cambiar de tercio a primero y sexto con dos entradas en banderillas, sin peligro alguno para los de plata. Hemos visto que entre 12 profesionales solo Julián Gómez Carpio sabe colocarse al quite de sus compañeros en banderillas.

Y todas estas cosas, no pueden verse en una plaza de toros.

Reflexionemos.

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