Toros, una muerte anunciada

Como si de la perdida de alguien del barrio se tratase, ahora todos lloran el cierre del Canal Toros de Movistar. Y que cantidad de palabras bonitas, oiga.


Han lamentado tan sonada baja un gran número de profesionales, a los que se les ha sumado, entre otras, las despedidas de Manolo Molés o Maxi Pérez. El mensaje más recurrente en estas despedidas lleva consigo una mezcla de ironía y venganza, dejando claro que el aficionado terminará por lamentar la desaparición del, hasta la fecha, único canal taurino consolidado. Como si, además, estos hubiesen sido los culpables de tal pérdida.

Y a pesar de creer firmemente que estos mensajes llevan consigo gran parte de razón, no deja de sorprenderme el tono de incredulidad con que los propios titiriteros de Toros dan por confirmados los rumores. Como si este cierre no llevase meses siendo una “muerte anunciada”.

Y es que Toros, indudablemente, ha supuesto un gran respaldo para la fiesta desde su aparición en 2011, pero jamás lo ha hecho siendo un canal para aficionados. Como si no fuesen ellos quienes consumen tauromaquia.
Y ahora nace OneToro, que se lanza a la aventura con la billetera a rebosar, y aunque lo hace augurando que el mundo del toro tiene futuro, veremos si también lo hace manteniendo ideas del pasado.

Pero volvamos a las incredulidades.

Porque perdonad que me sorprenda, que les sorprenda que la gente no se abone a un canal cuyo coste es de, ni más ni menos, que de 88,90 €/mes, dada la obligatoriedad del alta en Movistar y la inclusión de uno de sus paquetes televisivos.


Y perdonad que me sorprenda que les sorprenda que lo hagan para ver Madrid, Sevilla, Pamplona y Bilbao. Y el resto, ya veremos. Y todo ello, con comentarios de quienes se han visto, durante años, obligados a complacer al sistema, convirtiendo al canal en parte del mismo. Ya dijimos adiós a revistas míticas y ahora lo hacemos al canal taurino por excelencia. En un momento en que nos venden una tauromaquia a la alza. Falta de interés, crítica y monotonía son algunas ideas del fracaso. La falta de renovación una realidad.

Y, por último, perdonad que me sorprenda, y esto solo me sorprende a mí, que hablen de un canal como el sustento económico de la fiesta. Ahora solo falta que nos suban el precio de las entradas, en lugar de bajarse los salarios aquellos que hacen que esto tenga que mantenerlo una televisión.

Y con estas palabras, sin ironía, aprovecho para lamentar lo que pudo ser y no fue. Lo que espero que sea OneToro. Y, por supuesto, para agradecer la labor de Movistar y sus grandes profesionales a muchos de los cuales, a pesar de todo, admiro. Y que esfuerzo tras esfuerzo han supuesto un apoyo para el mundo del toro, pues, a fin de cuentas, era su dinero y no el nuestro el que ha servido para todo lo anteriormente nombrado. Al igual que en nuestras manos, y no en las suyas, estuvo y está, el camino que tome ahora la tauromaquia. Ya lo hemos visto.

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