Las Ventas -12/10/2022- Toros de Victoriano del Río para A. Talavante, Roca Rey y F. de Manuel


Así fue la tarde

Tardes como la de ayer, 12 de octubre de 2022, hacen que me cuestione si elegí el lado correcto. Vino, gin-tonic y latas de cerveza a raudales corrían de mano en mano. De sonrisa en sonrisa. La plaza, esa que no habían pisado en todo el año, se inundaba entonces de gritos de "viva España", "viva Perú" o incluso "Sergio Ramos hijo de P...". Así está el toreo. Estos mismos increparon a quienes protestaban que el toro de Madrid, ya no era el toro de Madrid. Pero no les culpéis, ni comprenden que es Madrid, ni saben cual es su toro.
Felicidad, lujuria y festividad, alejada completamente de la desesperación y preocupación de aquellos que, domingo a domingo, ocupaban su localidad. "Que tranquilos estamos los domingos de agosto" o "Abellán dimisión" fueron la respuesta.
Y entre los unos y los otros, un nuevo ambiente hostil en el que uno ya no sabe qué esta bien o qué está mal. Si dejarse llevar o luchar por lo que un día fue Madrid. Si reír o llorar.

El encierro de Victoriano del Río se alejó de Casero y Duplicado para asemejarse a Juan Pedro. Un punto por debajo de Madrid en general, aunque sin caer en semejante falta de todo, el encierro propició triunfo, pero no dejó atisbo alguno de entrega o raza. El sexto, lidiado en quinto lugar por el percance sufrido por Roca Rey, fue lo mejor de la tarde. El segundo, que fue devuelto por inválido al igual que el segundo bis, lo peor.

Alejandro Talavante está, hablando mal, pronto y apenado, para no volver. San Isidro lo dejó claro y una nueva oportunidad en la Feria de Otoño lo ha confirmado.
En su primer toro escuchó mas oles que toreo disfrutó el público, fruto de las tarde de relumbrón. Se apagó pronto en la muleta y le obligó a meterle la espada temprano. Con el segundo se limitó a dejar pases entre la desgana y la desmotivación y a fin de cuentas eso transmitió. El toro, que por allí pasaba sin entrega alguna, recibió lo mismo de un torero que insensible escuchó tres avisos, esperando inmóvil frente al toro desde que sonase el segundo. Madrid terminó explotando ante su actitud.
Me vino entonces a la mente un apurado David Mora, que a pesar de haber triunfado el año 2016 en la Plaza de Toros de Las Ventas, trataba de descabellar empapado en sudor hasta 16 veces a un toro que terminó yéndose vivo. Uno tendrá el premio de volver cobrando como ninguno, el otro supo aquel día que se cerraban muchas puertas. Así está el toreo.

Andrés Roca Rey fue, simplemente, Andrés Roca Rey.
Quienes llenaron la plaza para verle, a él, pudieron descubrir otras tantas cosas, pero a buen seguro volverán a verle, a él. Su tarde vino a ser un atropello al arte, pero una nueva oda al valor. Buen resumen sería la última tanda del segundo de la tarde en la que, de 5 manoletinas que planteó, realizó limpias dos de ellas y el resto enganchó muleta mientras descomponía su figura dada la cercanía y los choques con los lomos del toro. El tío emociona y a su público, que es tanto que es capaz de colgar el "no hay billetes" en la plaza más grande de nuestro pais semanas antes de su compromiso, lo tiene enamorado. Y como para muchos esto trata de emocionarse y eso consiguió, en su primero cortó las dos orejas, que para muchos que todavía piensan que Madrid no debe sucumbir al triunfalismo, habría sido una vuelta al ruedo.
Al entrar a matar sufrió un corte en la mano y hubo de lidiar su segundo en sexto lugar. Quizá el más encastado de la tarde, quedó en nada una faena descafeinada después de haberlo hecho todo e su primero.
Sorprende en él, que no deja pasar una, teniendo en cuenta que Francisco de Manuel había sumado una oreja más que el peruano en lo que a lo numérico de la tarde se refería. Pero así está el toreo.

Leo que Francisco de Manuel ha llegado renovado a Madrid. Y me asusta. Algo similar debe pensar Manuel Campuzano, como si cuando apostó por el, no hubiese nada en el madrileño. Aquí había torero, lo dejó claro como novillero, lo dejó claro en su alternativa, lo deja claro cada oportunidad que tiene y lo ha dejado claro con las figuras en Madrid. Pero para que los que escriben que se ha renovado se den cuenta de ello, hacen falta oportunidades. Y no las hay. Así está el toreo.
Los que lo conocen sabían que era su tarde, que en Madrid lo que gusta se asemeja más a Fran que a Andrés y que si había ilusión por algo era por su hambre y su concepto. Con el primero estuvo bien, pero sin rematar a un toro que se terminó rajando. Irse largo complico su colocación, pero corrigiéndose a cada dos viajes consiguió meterse al tendido en la taleguilla y cortar una oreja tras una estocada trasera.
El delirio llegó con el quinto. De perfectas hechuras no podía fallar, y a pesar de que le faltaron cosas para ser un gran toro para el aficionado, estoy seguro de que para el matador fue el toro perfecto para cumplir sus sueños. Una embestida al ralentí y una clase descomunal durante toda la lidia permitieron "al renovado" hacer el toreo. La falta de transmisión del toro la suplieron los olés de los 23.000 asistentes dejando compases que no dejaron pasar ni los más exigentes. Con la postura firme, el trazo perfecto, la colocación exigida y los remates por bajo dio forma a una gran faena que terminó con una buena estocada para cortar dos orejas.

Y de está forma, un tio con 7 corridas de toros en 2022 reventó Madrid.

En esta ocasión el tercio de varas no es que fuese dejado de lado, sino que fue maltratado. Pocas fueron las veces que se puso en suerte a los toros y menos lo que se pego a cada uno de ellos.

En banderillas, sin embargo, Juan Carlos Rey volvió a dejar claro que es uno de los toreros de plata de la temporada y en compañía de un querido Fernando Sánchez se desmonteraron en el quinto de la tarde. También lo hicieron, con una gran actuación, Paquito Algaba y Viruta en el segundo.

Leía en Twitter que los trofeos que Madrid hubiese otorgado en otra epoca serían algo así como:
Talavante: silencio y bronca monumental
Roca Rey: oreja y silencio.
Francisco de Manuel: vuelta y oreja
Pero hoy día uno ya no sabe que pensar. Si dejarse llevar o luchar por lo que un día fue Madrid. Si reir o llorar. Así está el toreo.

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