Las Ventas -01/05/2022- Novillos de María Cascón para David Garzón, "Miguelito" y Diego García


La previa

Como ya es costumbre por la festividad de la Comunidad de Madrid, la empresa de la Plaza de Toros de Las Ventas ha preparado una mini feria que estará compuesta por una novillada y una corrida de toros.

En la primera de estas dos tardes tomarán protagonismo los novilleros David Garzón, de Ecuador, Miguel Senent "Miguelito", de Valencia y Diego García, de San Sebastián de los Reyes. Será para estos dos últimos su presentación en la plaza de toros más importante del mundo, llegando el madrileño como el novillero que más orejas cortó durante la temporada pasada. Por su parte, el director de lidia, hará su segundo paseíllo en Madrid, después de su actuación en 2018 en la que el mismo reconoció no haber estado como le gustaría.

Se medirán a seis novillos de María Cascón.

Así fue la tarde

Puerta grande al son de "fuera del palco".

Debe ser gratificante para los jóvenes acudir a un Madrid desalmado. Un Madrid que mucho dista de ese Madrid que exigía novilladas y novilleros a la altura de la primera plaza del mundo. Debe ser gratificante para los jóvenes lidiar la novillada que se presentó para el día 1 de mayo y la exigencia de un presidente que ha desalmado Madrid.

Presentó Juan Luis Fraile una novilla -de su segundo hierro- desigual en echuras, integra, a la que en líneas generales tapó la cara y el nombre para no haber sido pitada a cada momento. De juego similar a la presentación, primero y sexto hubieron de ser devueltos por novillos de El Parralejo y Casa de los Toreros respectivamente; segundo y tercero debieron seguir su camino: y cuarto y quinto entre poco y nada llevaron dentro. En líneas generales una novillada de nulo juego, mala presentación y a la que tampoco se la hicieron bien las cosas en la lidia.

David Garzón, que vio como se devolvía su primero de la tarde, dio muerte al sobrero del Parralejo, al que pudo torear con gusto con el capote y al que José Piles dejó un buen segundo puyazo. En la muleta hubo de tirar de un novillo con clase, pero al que ya en banderillas fallaron fuerzas y entrega. Algún muletazo suelto, falta de colocación y problemas para dejar la espada por salirse de la suerte antes de lo que mandan los cánones.
Con el cuarto, el más entipado y serio de la novillada, que nada tenía, nada hizo.

Miguelito trató de sacar algo en claro de un novillo complicado que no buscó más que defenderse. Inválido de salida, el presidente negó el pañuelo verde y con ello también cualquier posibilidad de mostrarse al valenciano.
Con el quinto, el novillo de María Cascón que más se dejó, pues se mantuvo en pie y quiso tomar por bajo los vuelos de la muleta en alguna ocasión, no terminó de aprovechar la oportunidad. Si bien el bravo no tardó en apagarse, no hubo más que un par de tandas en las que consiguió captar la atención del público y ambas no terminaron de redondearse por falta de sitio y solidez.

La historia de la tarde más compleja de contar es la de Diego García, que cruzó a hombros la puerta grande mientras en los tendidos de la plaza de toros más importante del mundo los aficionados a los que les preocupa Madrid todavía pedían a Gonzalo de Villa Parro que no volviese a presidir una tarde más en su plaza.
Se repitió la historia que ya viviésemos con Víctor Hernández y ahora que los medios más importantes solo hablan de regalo, me pregunto si cruzar esa puerta mereció la pena. El tiempo dirá.

El caso, y lo que nos ocupa, es que Diego García no estuvo nada mal con su lote. Hizo muestra de lo toreado que está y entendió al manso tercero, al que terminó persiguiendo por el ruedo dejando algún muletazo suelto cuando le daba por pararse y pasar. Buena labor, sin fondo alguno, que muchos quisieron premiar con una oreja que Gonzalo con buen criterio no concedió.

Con el sexto bis, de Casa de los Toreros, estuvo bien, gustó por momentos, se cantaron olés, pero amigos, esto es Madrid. Y aquí no vale cualquier cosa.
Salió suelto el colorado y lo metió en el capote, demostrando una vez más buena labor y conocimiento. Quedó crudo en el caballo y su cuadrilla se lució en banderillas viéndose obligados a desmonterarse. Brindó a su madre y lo citó largo como gusta a Madrid. Si bien parecía faltarle un último tranco, el novillo fue respondiendo sobre todo a una mano izquierda que dejó, como decíamos, algunos olés en los tendidos. Intercaló diestra y natural mientras en el público una de sus seguidoras se preocupaba por hacerle ver a Rosco "lo bien que torea este chico, ¿eh?". Con los tendidos rendidos a una obra que mucho dista del premio que obtuvo en esta plaza, se fue Diego a por los aceros en el momento justo, pues ya los últimos remates, que enfriaron los tendidos, dejaron ver que allí no había nada más. La estocada, entera y que dobló al toro de forma eficaz, puso la firma a la una faena que Gonzalo de Villa tardó en premiar una oreja, pero que mulilleros y banderilleros, junto a una masa poco madrileña, terminaron por rubricar con la segunda.

Me gustó el de San Sebastián de los Reyes, toreado, listo y entendido de lo que sus adversarios demandan. Lastima que su labor se emborronase con la ineptitud de un presidente que debe salir ya del palco de Madrid.

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