Las Ventas -02/05/2022- Toros de El Cortijillo para Uceda Leal, A. Ferrera y Francisco de Manuel


La previa

La naturalidad de un necesitado Uceda Leal, el reinventado Ferrera y el confirmante Francisco de Manuel se dan cita en Madrid para celebrar el día de la Comunidad con una corrida goyesca en la que serán protagonistas los toros de El Cortijillo.

Así fue la tarde

Debe ser complicado de entender, para quien empieza en esto, que en una tarde en que se acartelan un joven que irrumpe con fuerza, una figura del toreo y un torero que no firmará más de seis o siete tardes este año y que lleva así ya unos cuantos, termine por poner Madrid boca abajo, al natural, este último. Las cosas de Madrid. El toreo de Uceda Leal.

Seria y de muchos kilos, aparentemente, ha sido la corrida que los Lozano han reseñado para el día de la Comunidad. Fue devuelto el segundo por inválido y misma suerte debió de correr el sexto, que no vio como asomaba el pañuelo verde entre la bronca del público. Fría de salida, hizo honor a su encaste y permitió poco en los primeros tercios, cumpliendo algo más en la muleta, pero sin llegar a entregarse y cumplir con nota ninguno de ellos. Se protestó al quinto, por debajo de sus hermanos y aparentemente, según pudimos ver en el apartado, peor arreglado que todos ellos.

Francisco de Manuel, que confirmaba alternativa, se justificó con creces ante un lote soso que poco colaboró con la labor del matador. Al primero, que nada tuvo hasta la muleta, lo comenzó citando largo con la diestra, pero no tardó en mostrar su falta de clase y fuerzas. Trató de formar faena con ambas manos. Intercaló tandas elaboradas y muletazos de a uno yéndose al sitio a cada instante, pero de donde no había, fue imposible sacar otra cosa.
Con el sexto la historia fue similar. Disposición ante un adversario que manseó de salida y al que se le metió la vara en numerosas ocasiones, picándosele también en toriles y haciendo de Madrid una plaza de pueblo. Mejor fue el tercio de banderillas, de la mano de la sobrada cuadrilla que acompaña al madrileño. Ya con la tela roja el toro, que además de manso fue un inválido de manual, perdió las manos a cada momento de exigencia que De Manuel le planteaba. Así dio forma a una obra demasiado larga que sin fondo alguno le sirvió para justificarse pero terminó por aburrir.

José Ignacio Uceda Leal llegó a su plaza para demostrar, una vez más, que su condición de torero de Madrid no es otorgada por acudir día si, día también, al tendido, sino porque sabe y pone en practica todo aquello que allí gusta. Así y con el segundo bis, llegó lo mejor de la tarde, con un toreo clásico, firme, recto, encajado, olvidado del cuerpo, sin perder el sitio y llevándolo lo más despacio que se dejó por ambos pitones. Actuación que Madrid deseaba recompensar con una oreja, pero que el madrileño emborrono dejando una estocada caída. Dio la vuelta al ruedo, escuchó el reconocimiento del público y sin lamentos ni arrebatos espero su turno.
Con el cuarto trató Uceda Leal de que la historia fuese similar, pero si bien el segundo rompió para dejarse torear, este fue apagándose poco a poco haciendo imposible la labor de un madrileño que dejó claro que se entiende muy bien con su Madrid.

Antonio Ferrera volvió convencido de que aquello que tanto gustó a Madrid hace unos años podría volver a encajar, pero con poco más de 6000 almas en el tendido, los gustos de una plaza exigente son difíciles de tapar. Sobrado de gusto y originalidad durante toda la tarde, le fue imposible calar en un público que no estaba dispuesto a pasarle ninguna. Y como su lote tampoco fue como para decir nada, paso de nuevo de puntillas por esta plaza a la que parece haberle cogido gusto y responsabilidad. Esto si debemos reconocérselo al extremeño.

Tras el paseíllo la afición venteña volvió a pedir la expulsión de Gonzalo de Villa Parro del palco, después del bochorno vivido la jornada anterior.

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