Villarejo de Salvanés -05/04/24- Sexta eliminatoria de la Copa Chenel

Así fue la tarde...

Y a la tercera...¡FUÉ LA VENCIDA!

Tras haber sido aplazado hasta en dos ocasiones por las inclemencias meteorológicas, el duelo ganadero entre Cerro Longo y Castillejo de Huebra, que había tocado en suerte a Antonio Puerta, Miguel Ángel Pacheco y Antonio Grande, ha podido, al fin, celebrarse. Ha supuesto, esta, la sexta eliminatoria de la Copa Chenel y mañana, a las 17:30, se pondrá el punto y final a esta ronda clasificatoria en Torres de la Alameda.

En lo que al elenco ganadero se refiere, se ha lidiado una corrida desigual, pero acorde a la plaza y certamen que nos atañe. Absolutamente ningún toro quedó por debajo de lo que cabría esperar, llegando a superar alguno las expectativas. Por desgracia, en lo que al juego se refiere, y aun habiendo cumplido con aquello que pudiesen desear los toreros, a la corrida, independientemente de los hierros, le faltó ese fondo de bravura que alarga las faenas a base de entrega y transmisión, buscando casi en su totalidad la puerta de chiqueros a medida que se sucedían las lidias. Destacaron segundo y quinto de la tarde, de Cerrolongo y Castillejo respectivamente, que aunaron clase y entrega, hasta que les aguantó su condición. 

Antonio Puerta cuajó una buena tarde de toros. Entendió al primero de su lote, un toro soso con el que pudo andar de acá para allá sin apenas oposición, que no llegó a transmitir. Tras fallar con los aceros, se aplacaron las opciones de triunfo. Ante el cuarto de la tarde, un toro al que no entendió hasta bien entrada la faena de muleta, trató hacerle lidia de bravo. Por desgracia, el animal, que no planteó batalla, buscó las tablas en todo momento y sin ningún atisbo de maldad, permitió una lidia de manso que sirvió al murciano para arrancar una oreja.

Miguel Ángel Pacheco, por su parte, demostró el mando que atesora. Acostumbrado a "lidiar con las más feas", pareció inevitable que terminase bajando la mano al que, a la postre, fue el mejor lote de la tarde. Un toro de Cerrolongo y otro de Castillejo de Huebra sobrados de clase atendieron a la demanda de un matador que les exigió desde que tomó la muleta. Ambas faenas trajeron consigo buenos pasajes, pero no entender que ese mando terminaría con el fondo de sus adversarios, convirtió ambas faenas en dos pasajes que fueron de más a menos. 

Remataba la terna Antonio Grande. El salmantino, que tuvo que vérselas con el lote más duro de la tarde, solventó la papeleta a las mil maravillas. Corrió turno al lastimarse el tercero de la tarde y tuvo que abrir la lata con un ejemplar de Cerrolongo sin maldad pero bronco en cada una de sus embestidas. Sin apenas faena en el horizonte, trabajó una obra de más fe que arte, pero que a buen seguro terminaría sumando un buen puñado de puntos en lo que a actitud y conocimiento se refiere. La espada, se convirtió, una vez más, en una barrera infranqueable para el triunfo. Cerraba plaza un ejemplar de Castillejo de Huebra, que aunó clase y poder a partes iguales. Lo manoseó en la muleta hasta cogerle el tono a una embestida desacompasada, que terminó regalando los momentos más destacados de la tarde. De fuera hacia adentro, de arriba a abajo, a media altura y con la figura olvidada por momentos, Antonio consiguió rubricar la mejor obra de la tarde antes de que el toro, como el resto de protagonistas, buscase la puerta de chiqueros. Refrendó su actuación con tres cuartos de espada en el sitio, que le sirvieron para tocar pelo.

El tercio de varas volvió a pasar desapercibido una tarde más. En los palos se desmonteró Carlos Pacheco, debiendo destacarse que, esta vez sí, se hicieron las cosas como los toros demandaban. Gran culpa de ello tuvieron las buenas lidias de, entre otros, Roberto Martín "Jarocho" o Juan Carlos Rey y el saber estar de tres cuadrillas que tragaron cuando hizo falta, ya fuese aguantando las embestidas o yendo a buscarlas a las tablas. Con el capote, Miguel Ángel Pacheco dejó lo mejor de una tarde en la que, en líneas generales, los toros quisieron verse en la muleta.