Cenicientos 15/08/21 - Concurso de ganaderías para Fernando Robleño, Damián Castaño y Máxime Solera
La previa
Las ferias importantes, que no son sino aquellas que se gustan y dan importancia, bien merecen un espacio especial en páginas como esta. Y por supuesto que Cenicientos, lo tendrá.
¿Por qué?
Porque si bien es cierto que Céret supone un símbolo de resistencia para la tauromaquia catalana, Cenicientos lo es para el torismo en España. Y todo aquello que esté dispuesto a salirse de lo estándar y marcar las diferencias, para bien, merece ser enseñado con un rigor y una expectación acorde a lo propuesto.
Tras la presentación de una seria corrida de toros de Cebada Gago para el sábado 14 de agosto, el domingo 15 refleja el cartel una interesantísima corrida concurso en la que Fernando Robleño, Damián Castaño y Máxime Solera se enfrentarán a toros de Saltillo, Prieto de la Cal, Barcial, Marqués de Albaserrada, Peñajara y San Martín. ¡Todo un espectáculo!
Sin duda y como pueden ver, estamos ante el acontecimiento torista de la temporada española.
Lidiará Fernando Robleño los toros de Saltillo y Albaserrada, Damián Castaño los de Prieto de la Cal y Peñajara, y Máxime Solera los de San Martín y Barcial.
Así fue la tarde
En hora y con gran expectación en los tendidos dio comienzo la tan ansiada corrida concurso de Cenicientos. Se lidiaron seis toros de ejemplar presentación, pese a las críticas recibidas en la previa de la corrida por los videos publicados. Tuvo que volver a chiqueros el cuarto, de Albaserrada, lidiándose en su lugar el sobrero de Peñajara.
El de Saltillo, que abría la corrida, fue un toro justo de fuerzas. Sacado de tipo, acusó falta de condición desde que salió al ruedo. No ayudaron los ya característicos excesivos puyazos que ordenó Robleño (fue aquello una masacre) y el toro no quiso entrar más de dos veces al caballo. El público peleó la devolución y abroncó al presidente, que hizo oídos sordos. Buscó defenderse en la muleta de Robleño que a pesar de darle el mando que exigía no pudo más que justificar su actuación con algún muletazo suelto cuando al animal le daba por pasar. Aculado en tablas lo pasaportó el madrileño.
El de Prieto de la Cal fue un gran toro, que además, tuvo la suerte de encontrarse con un gran torero. Se estiró de salida a la verónica Damián Castaño en lo que fue un interesante recibo capotero. Tomó tres varas el bravo a las que se arranco tardo pero de verdad, entrega que no terminó de demostrar en el peto. Tres picotazos y desde el primer momento quiso ponerse Damián Castaño. Con momentos de entrega y otros de incertidumbre trató de poderle el de Salamanca, que recibió su recompensa cuando el jabonero rompió a embestir por el pitón izquierdo. Sacó entonces la bravura que no había terminado de demostrar en el caballo y una poderosa mano izquierda le formó el lío. Al entrar a matar Damián sufrió un fuerte golpe en la cara, teniendo que pasaportar el toro Fernando Robleño. A pesar de ello, la oreja, en manos de su cuadrilla, enfiló el camino hacia la enfermería.
Barcial y sus toros. Esperanza para volver a caer en la decepción. La pintura que salió al ruedo no llevaba nada dentro. Totalmente falto de fuerzas y casta. A pesar de ello tomó tres varas, dejando arrancadas interesantes en las dos últimas pero sin emplearse en la pelea. Apretó en banderillas y volvió a recibir una pésima lidia. Ya en la muleta, de a uno y sin admitir dudas, algo pudo sacar Máxime por el izquierdo. Peligro, poco que decir, un pinchazo, un aviso y a pensar en el sexto.
Al de Albaserrada si lo devolvió el presidente a los corrales. En su lugar salió el sobrero de Peñajara, que a pesar de permitir a Robleño estirarse a la verónica terminó por ser todo lo contrario a su hermano. En el primer puyazo derribó al picador y entre la INEPTITUD de los profesionales, propinó una cornada al caballo. Al segundo puyazo, tomó revancha el picador y ya en el tercero recibió un picotazo arrancándose a corta distancia. En banderillas dejó detalles, pero en la capa se confirmó que eran solo espejismos. En la segunda tanda buscó las tablas y en la intentona de Robleño decidió echarse. Aprovechó un pinchazo para sacar el descabello y demandar las mulillas.
Volvió de la enfermería Damián Castaño, dolorido, pero dispuesto a triunfar.
Hoy, una vez más, el quinto volvió a ser el bueno. Pero no bueno, sino excelente fue "Olivares" de Peñajara. De igual presencia que su hermano, salió dispuesto a comerse el capote de Damián Castaño. Y eso hizo. El salmantino recupero el sitio intentando estirarse a la verónica, pero acumulando varios enganchones. Finalmente dejó el toro en suerte para tomar tres interesantes varas. Bien ejecutada la suerte por parte del picador y buenas arrancadas regaló "Olivares", que cumplio notablemente en el peto, obteniendo el reconocimiento del público por engrandecer la fiesta en el tercio más demandado por la afición. El presidente cambió el tercio y recibió la bronca de los asistentes, que pedían una vara más. Ya en la muleta exigió las cosas bien echas desde el principio, tocando tela al mínimo despiste. Es lo que tiene un toro que quiere comerse la muleta. Quedó claro que el derecho no era su pitón en la segunda intentona, fue ese quizá el único "debe" de un toro que en el izquierdo hizo de las delicias del aficionado. La casta llevada a su máximo esplendor en manos de alguien dispuesto a corresponderla. Tres y el de pecho fueron suficiente para que el lío comenzase a tomar forma. Parecía tener prisa por mandar el salmantino, pero cuando se dio cuenta de que tres tandas más por ese pitón eran suficientes para cortar las orejas, cambió la cosa. El que quería comerla y el que no quería dejársela comer se juntaron para poner en pie a la plaza. Pinchazo, estoconazo para que el toro rodase al instante, dos orejas de ley para el torero y pañuelo azul para un toro de bandera.
Con el bajón propio de lo que había sucedido salió el de San Martín, al que llevo hasta los medios Máxime lidiándolo como pedía. Cuatro varas desiguales, dos de ellas ejecutadas de forma nefasta y otras dos algo más interesantes, fueron suficiente para dejar ver que el toro tenía poco que decir. Sin fuerza ni raza Máxime trato de exponer algo que no tenía fondo alguno. No llegó al tenido ninguna de las muchas intentonas que dispuso el francés y terminó por escuchar un aviso tras alargar una faena a un toro que no pedía más que la muerte.
Con este mensaje, anunciaba Cenicientos los Premios corrida Concurso de Ganaderías de la Feria del Toro de Cenicientos:
Toro: N° 48 "Olivares" de Peñajara
Matador Lidiador: Damián Castaño
Picador: Fernando Sánchez por el tercio de varas al 2°, toro de Prieto de la Cal.
A destacar la no muerte del segundo y cuarto toro. Robleño aprovecho dos pinchazos y el agotamiento de los toros para ajusticiarlos sin realizar una suerte suprema digna. Pero como me dijo mi compañero de asiento... "tu al maestro no le reprochas ni media delante de mi, ¿vale?". -Creo que esta soltando tontearías de como mata Julián ahora mismo-.
En fin, se desmonteró en banderillas la cuadrilla de Castaño en el quinto y recibieron calurosas ovaciones los picadores de segundo y quinto.
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