09/06/2022 - La vuelta de los toros a La Venta del Batán

A las 9:30 de la mañana aguardaba la apertura de puertas de La Venta del Batán Vito, de Arganda del Rey. Desde la lejanía hacía recuerdo de años atrás, cuando junto a su mujer acudía a ver los toros que a la postre se lidiarían en San Isidro.


"Esto era un hervidero de afición. Una máquina de hacer billetes. Aquí vinimos a comer dos días después de que pidiese matrimonio a mi mujer, era casi imposible conseguir mesa para comer los fines de semana. Los aficionados venían a diario para ver los toros que se iban a lidiar en Madrid, charlaban con los mayorales, conocían a los chavales de la escuela que soñaban con ser toreros y compartían con ellos sus primeras experiencias con los trastos y las becerras en las tientas que se celebraban en su coqueta plaza. Jamás debimos dejar esto caer, volver aquí es volver a creer."

En lo que llegaba la hora se dejó caer por allí un chaval de unos 20, con el pelo a medio rapar y poca pinta de torero. Pero no, no estaba confundido. Alentado por las anécdotas de su padre había decidido acudir a la reapertura de aquel centro de encuentro de aficionados del que tanto había oído hablar.


Y como en todo rato agradable, el tiempo se echo encima. Comenzaron a llegar los primeros coches y el vigilante abrió las puertas de un Madrid añejo.

Un Madrid donde antaño tomaron forma los sueños de figuras como la de José Cubero "Yiyo", cuyo nombre, a la postre, recibiría la placita de tientas donde ahora sueñan otros. Un Madrid descuidado, abandonado, casi en ruinas. Un Madrid que lleva años esperando a despertar y que ahora si, ha vuelto a brillar.

Y como a todo aquello que brilla, Madrid ha acogido a su antiguo Batan como merece. Sus jóvenes y mayores, con caras de ilusión acuden a cualquier hora y con un flujo constante a ver los toros que se lidiarán el próximo sábado en San Agustín del Guadalix de la mano del Club Taurino 3 Puyazos. Entretanto, hay tiempo para echar un vistazo al pasado con nuestros mayores que acompañados de sus hijos recuerdan cuando acudieron por primera vez, compartir impresiones del presente con compañeros de localidad en Las Ventas y por supuesto, para soñar con un futuro.


Con el precedente sembrado por la afición solo queda aguardar a que Madrid y sus políticos entiendan que La Venta del Batan es no solo un lugar donde ir a ver toros, sino un centro de reunión en que los aficionados y público general del mundo del toro tiene la oportunidad de reavivar una llama de la que hoy día solo quedan varios edificios descuidados y un puñado de emoción y casta de unos cuantos.



Al Club Taurino 3 Puyazos, gracias por trasladarme a aquello que tantas veces me cuenta mi abuelo y que tanto añora mi padre, pero sobre todo gracias por permitirme volver donde tomó forma la leyenda del Príncipe del toreo.

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