Las Ventas -09/04/2023- Toros de El Tajo y Las Ramblas para Curro Díaz, Borja Jiménez y José Garrido
Así fue la tarde:
Tras el desafío de ganaderías del pasado fin de semana, la empresa de la plaza de toros más importante del mundo ha tenido a bien deleitarnos con, casi, una corrida concurso.
Y es que así está el campo, o eso dicen. Y ese así, viene a determinar que se lidien hasta 5 hierros en una misma tarde en la que, sobre el papel, se habían anunciado toros de El Tajo y Las Ramblas, para posteriormente remendar con uno de Enrique Martín Arranz y terminar sufriendo dos sobreros de Martín Lorca y Escribano Martín. Y todo ello, a excepción del serio tercero tris de Escribano Martín, sin apenas rastro del toro de Madrid. Como si los remiendos hubiesen sido para mantener el trapío.
Por desgracia, la desidia ganadera no solo se hizo aparente en la presentación de los siete restantes, sino que “el toro de Sevilla”, tampoco envistió. La excepción fue el enclasado cuarto de El Tajo, al que le aguantaron las fuerzas y se empleó por el izquierdo.
A ese cuarto se acopló a la perfección Curro Díaz, al que volvió a notarse su condición de torero de Madrid y permitírsele más que al resto. Dejó rastros de su toreo, lo hizo desmayado por ambos pitones, con un sobresaliente trazo al natural, terminando tras la cadera y no dudando en intercalar pases perfilados, con ligazón, con otros a pies juntos y pitón contrario, de a uno. Él, aquí, si puede pegar de los primeros. Pinchó la oreja y con ella, la opción de volver. A dar que hablar y quizá, a ocupar alguna substitución en San Isidro.
Con menos que torear se cruzó el confirmante Borja Jiménez, quien además de buena condición se le intuyó la raza y valor que hace falta para seguir en esto. Sin materia prima los buenos pasajes en ambos toros, la pureza o el cargar la suerte, caminaron por un limbo entre la falta de interés y transmisión. Toda una lástima en vista de todo cuanto propuso el sevillano.
En menor medida, con semejantes opciones, apostó un José Garrido que parece desinflarse. Y es que la falta de opciones no debe nunca suponer falta de aptitud o actitud, y menos en Madrid, donde tampoco debería de serle suficiente estirarse con el capote. Como si no hubiese nada que ganar.
Los pequeños destellos de una terna capaz terminaron por soportar el peso de una tarde extremadamente soporífera, que por todo cuanto vimos, no debería importarnos considerar petardo ganadero.
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