Cercedilla - 16/03/2024 - Segunda clasificatoria de la Copa Chenel
La Copa Chenel llegará, por segundo año consecutivo, a la localidad madrileña de Cercedilla.
Lo hará con un duelo ganadero de altura, entre los Núñez de
Alcurrucén y los Domecq de El Vellosino. Un encierro dispar para el que los
Lozano han dispuesto tres toros de preciosa lámina e inequívocas hechuras. Si
su juego las hace justicia, el tiempo lo dirá.
Ante el se verán las caras Luis David Adame, Alejandro Fermín y Cristian Pérez.
Así fue la tarde
Como ya viene siendo costumbre, esta clasificatoria de una nueva edición de la Copa Chenel mezclaba un popurrí de matadores mas y menos toreados. Y aunque bien es cierto que la finalidad de la misma no es otra que prestar oportunidades a todos ellos, a menudo, se hace evidente la falta de oficio y rodaje. Carencias que, por otro lado, se hacen todavía más evidentes cuando el encierro reseñado cumple con creces con todo aquello que cualquier torero desea. Y esta ha sido, en resumidas cuentas, la tónica del festejo.
Con cambios en las reses reseñadas por El Vellosino, (en vistas de las críticas y comparaciones con sus adversarios) y un precioso, aunque desigual, encierro de Alcurrucén, todas y cada una de las reses, a excepción del quinto de El Vellosino, han cumplido con creces aquello que cabe esperar en una plaza de tercera categoría. Además, en líneas generales, su noble comportamiento ha permitido, por demás, a los tres matadores, expresar cuanto llevan dentro, si bien es cierto que los de Alcurrucén demostraron algo más de entrega. De esta ecuación podríamos sacar, quizás, al segundo de la tarde y excusar, por falta de luz, algunos extraños al encargado de cerrar plaza.
Por su parte, los matadores, se repartieron una oreja por coleta, jaleados por sus seguidores y rayando a un nivel muy similar, a pesar de los diferentes conceptos que atesoran.
Luis David Adame volvió a demostrar su gusto y variedad capotera, se exhibió en banderillas y demostró estar mas toreado que sus compañeros de cartel, si bien es cierto que no fue capaz de cuajar ni al soso pero obediente primero, ni al cuajado y emocionante cuarto. Dos faenas que no terminaron de calar en un público que no se había desplazado desde la otra parte del charco.
Alejandro Fermín, por su parte, hizo alarde de sus buenas maneras, pero, a pesar de la insistencia de sus acompañantes, tampoco logró decir grandes cosas. Dos faenas aseadas, correctas y bien planteadas, a las que faltó poso y ligazón, así como ajuste. Falló con los aceros, estrepitosamente, en su primero, lo que le privó de un triunfo mayor, y sirvió para igualar a “punto extra” una eliminatoria que así lo mereció en el ruedo.
Por último, Cristian Pérez, al que no tenia el gusto de conocer, trató de suplir sus carencias a base de arrojo y entrega. Y a pesar de que le sirvió para dejar una buena imagen en líneas generales, sus oponentes bien hubiesen agradecido un trato más sosegado.
A destacar el tercio de varas del sexto de la tarde, un buen toro de Alcurrucén que Cristian se prestó a enseñarnos hasta en dos ocasiones y del que hubiésemos agradecido una tercera entrada, a una mayor distancia, en vistas de su comportamiento tanto en el peto, como en comienzo del tercio de muleta.
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