Guadarrama -04/10/2021- Novillos de Aurelio Hernando para Javier Montalvo, Manuel Diosleguarde y Álvaro Seseña
La previa
Con ganas de conocer el toreo de Diosleguarde, con intriga por saber qué versión le toca mostrar a Álvaro Seseña y con expectación por ver a Javier Montalvo con la ganadería donde se ha forjado como novillero, volvemos a Guadarrama.
Así fue la tarde
Con sensaciones contrariadas he vuelto hoy de Guadarrama. Sabedor de lo que hemos vivido, pero pensativo por lo que debía haber sido. Sin lugar a dudas, una tarde del revés.
Se lidiaron seis novillos de Aurelio Hernando, tres de una presentación correcta (1, 2 y 3) y otros tres de muy seria estampa (4, 5 y 6). El primero hubo de ser devuelto tras romperse una mano, y en su lugar salió un novillo de similares hechuras a las de los tres primeros. El tercero se rompió el pitón derecho en el trasteo de muleta. En lo que al juego se refiere, de mucha menor calidad y casta fue la primera parte de la corrida, que acusó en líneas generales falta de fuerza. Destacó el 4º, al que se le pidió la vuelta al ruedo, y dejaron cosas extraordinarias 5º y 6º, a los que se les sentenció en el caballo.
Anecdóticamente se cortó una oreja a primero y segundo, cosechándose los triunfos en aquellos novillos más manejables pero de menos condición. A excepción del sexto, al que Seseña realizó una faena vulgar, para arrancar dos orejas de pueblo a un toro al que había maltratado en el caballo.
Javier Montalvo no fue capaz de aprovechar aquello que tuvo bueno su primer adversario. Se dejó manejar sin decir mucho, si bien reponía rápido, condición que no fue capaz de aplacar el novillero, a quien le costó en demasía asentar pies y figura. De media efectiva lo pasaportó y cortó una oreja.
Con el cuarto dejó mejores sensaciones. Ya en el capote, aunque saltarín, se templó en cuanto Montalvo le echó los vuelos, metiendo la cara de forma excepcional. En el trasteo inicial se alivió demasiado Javier, que hasta que no probó el pitón izquierdo, no se sintió con el animal. Magistrales envestidas las que brindó a la siniestra del novillero un novillo al que le sobraron clase, raza y recorrido por ese pitón. El triunfo gordo habría demandado de una mejor actuación, cuajando ambos pitones y terminando por rematar cada una de las tandas que propuso, pero su actuación fue lo suficientemente notable como para, de haber actuado bien con los aceros, haber redondeado su actuación en lo numérico. El novillo se fue con ellas puestas.
A Diosleguarde se le ven otros aires, pero eso a veces no es suficiente. Se dejó ver con su primer novillo, al que pegó un fuerte segundo puyazo tras haber derribado al picador en su primer encuentro. Templado y por bajo comenzó una actuación a la que el novillo respondió con condición pero con evidente falta de fondo. Repitió con clase los muletazos de buena colocación y precioso trazo que sin embargo no dieron lugar a ninguna tanda rematada. A veces por falta de fondo y otras por falta de entendimiento. Quizá demandó el bravo otra distancia. Por el izquierdo hubo de ayudar a la muleta para que no se durmiese en las embestidas mexicanas de un novillo que había dejado de transmitir. De una estocada caída lo pasaportó y cortó una oreja.
Seseña anduvo desafortunado en el tercero, al que tras exigir por bajo en su primer muletazo, partió un pitón. Entre las protestas de algunos pocos trató de elaborar una faena que se vio obligado a abortar cuando los daños se hicieron algo más visibles. "Incomprensible".
Y si, dejo 5º y 6º para el final. Porque señores, estamos deseando ver picar, pero desde luego, verlo bien. Y hoy Diosleguarde y Seseña han ordenado a sus picadores que sentenciasen a sus novillos en el peto. Incomprensible, pues a pesar de su tamaño, ambos dejaron buenas intenciones en el trasteo inicial. A raíz de este maltrato, las fuerzas de sus adversarios se mermaron y solo aquello que llevaban dentro (si, la casta) sirvió para que Diosleguarde pudiese elaborar faena, perdiendo el triunfo con un uso nefasto de los aceros (y eso que ya había dado buena cuenta del toro). ¡Este chaval sabe torear muy bien!
Seseña sin embargo trenzó algo diferente a una faena. Y lo juzgaremos como lo que fue. Un novillero falto de valor que mermó las defensas de su adversario en el caballo para terminar aliviándose en la muleta. El circo final llegó al pueblo y arrancó dos orejas tras una excelente estocada. Ya en la vuelta al ruedo, se dedicó a dedicar el triunfo a quienes le recriminaban su actitud y comportamiento hacia el toro, besando las orejas y guiñando los ojos. ¡Estudia chaval!, cuando hubo aficionados juzgando tus actuaciones, mira en que lugar te colocaron. Y sobre todo, hay que tener más clase, ser torero es otra cosa. Nos vemos en Madrid.
A destacar la grandiosa entrada que registraron los tendidos. Más de tres cuartos que alegraban la vista y el alma, sabiendo que cada vez estamos más cerca de la normalidad.
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