San Agustín del Guadalix -17/10/21- Toros de Cuadri y Rehuelga para Robleño, Paulita y T. Angulo
La previa
Fernando Robleño (Flor de Jara y Baltasar Iban), Paulita (Quintas y Partido de Resina) y Tomás Angulo (Valdellán y Monte la Ermita), han sido los elegidos, por méritos propios, para la segunda semifinal de la Copa Chenel, tras enfrentarse a tan esperadas ganaderías. Se medirán en este caso a tres toros de Cuadri (encaste propio, con sangre de Urcola, Ibarra y Gamero Cívico) y tres toros de Rehuelga (Santa Coloma vía Buendía) en la madrileña y coqueta plaza de San Agustín del Guadalix, donde recientemente se ha celebrado uno de los más interesantes seriales de novilladas de la Comunidad.
El festejo dará comienzo a las 17:30 horas y será, una vez más y como todos los festejos de esta Copa Chenel, retransmitido por Telemadrid.
Así fue la tarde
Un notable duelo Cuadri - Rehuelga coloca a Robleño en su sitio.
La segunda semifinal de la Copa Chenel nos ha dejado un claro triunfador: Fernando Robleño ha aprovechado el interesante, para aficionados y toreros, duelo ganadero entre Cuadri y Rehuelga, para meterse en la final del certamen.
Se lidiaron reses de Cuadri (1, 3 y 5) y Rehuelga (2, 4 y 6), de estampa desigual, en que destacaron 5 y 6 por encima de sus hermanos. El quinto, de Cuadri, fue recibido con una más que sonora ovación. Por su juego sobresalieron primero, cuarto y sexto, premiándose "Ibarreño", lidiado por Robleño en cuarto lugar, con la vuelta al ruedo. Y para mal, destacó el tercero, un inválido al que Tomás Angulo se empeñó en mantener en el ruedo.
Fernando Robleño se topó, sin lugar a dudas, con el mejor lote de tarde. Y lo aprovechó.
En primer lugar, ante un ejemplar de Cuadri que acusó molestias en los cuartos traseros de salida, al que se lidió como deben lidiarse los toros, y que terminó por romper en la muleta. Fue ahí, y después de varias tandas amoldándole la embestida, donde dejó constancia de la clase y fondo que llevaba dentro, demostrando mejor condición por el izquierdo, donde rebosó en la muleta de un Robleño que lo entendió como acostumbra, a la perfección. En el sitio, cargando la suerte y muy de verdad, sabiendo que quienes allí habían acudido eran parte de "su público" e iban a exigirle acorde a lo que buscan en el. Erró en los aceros y el premio se quedó en la vuelta al ruedo. Quizá, de no haber sido el abreplaza, otro rasero le hubiera juzgado.
El cuarto, de Rehuelga, fue un gran toro. Consciente de ello Robleño, tras dejar dos medias de categoría en el recibo capotero, lo enseñó en el caballo poniéndolo en suerte por segunda vez. Sin castigo excesivo en el jaco, si hizo falta poderle por bajo en el trasteo inicial con la muleta, con una tanda que remató con un sensacional pase de pecho. Ya en la fantástica segunda tanda, emborronada con un desarme final, dejó ver la condición del toro de otra forma: quería todo por bajo y no le importó la lucha en los medios. A partir de este momento la faena comenzó a perder algo de fuerza. Si bien es cierto que Robleño anduvo serio, ni exigió ni se apretó con un toro que demandó 20 de verdad y no 35 a medias. Por el izquierdo tuvo una condición más reponedora, que no admitió relajación alguna. Remató con una tanda de poder y mando, recompensando a un gran toro con todo aquello que había demandado durante la lidia y metiéndose al público en la taleguilla. Pinchó de primeras y dejó una gran estocada de segundas, cortando dos orejas excesivas que hicieron justicia al global de una gran tarde.
La tarde de Paulita comenzó fría. Me sorprendió la poca sensibilidad de los muchos aficionados que asistieron al festejo, no ovacionando el mérito de alguien que se acartelaba con una más que evidente merma física. Y fría se quedó.
Una tarde de aseo y rectitud en que ni sobresalieron malas formas ni destacaron las buenas. Una tarde más.
El segundo de la tarde, de Rehuelga, quedo vacío tras su encuentro en el caballo y todo lo que sucedió después tomó una cierta importancia. Sin admitir relajaciones en ningún momento, no se arrebató con el Paulita y tras escuchar un aviso lo pasaportó de un bajonazo a la segunda.
Si tuvo más el quinto, de Cuadri, que fue franco en las telas, permitiendo el lucimiento con el capote y exigiendo seriedad en la muleta. Porque eso transmitía el toro, seriedad. Excelente presentación que fue correspondida con una ovación cerrada.
Tras exigir en banderillas, se fue de rodillas Paulita con la muleta. Farandula para comenzar, que no termina de cuajar, y a los medios con el toro. Toda la faena se condicionó por el alivio que buscaba en el segundo muletazo, llevándose largo a un toro que parecía demandar un punto más de entrega y valor. Con ese alivio fueron pasando los minutos perdiéndose todavía más colocación. Con merma física evidente lo mató tras un nefasto espectáculo con los aceros.
Por último, en lo que a Tomás Angulo se refiere, no me gustó nada su actitud con el tercero, ni sus formas en el sexto. Cuando uno viene "a la tarde más importante de su vida", las cosas deben ser diferentes. Seré breve.
Al de Cuadri, un inválido desde que salió de chiqueros, no quiso devolverlo. En todo momento se preocupó de justificar a un toro que dejó evidentes muestras de dolor en la mano derecha de principio a fin. Y con la condición de invalido embistió, haciendo bien las cosas por el izquierdo y correspondiendo las buenas maneras de Tomás, pero perdiendo las manos a cada rato. Y lo que podía haber tomado importancia, no la tuvo en ningún momento.
El sexto, de Rehuelga, fue un toro muy importante al que por desgracia no pudimos ver. Encastado, peleón e incluso enterado en ocasiones, exigió mando, poder y muleta puesta en todo momento, que no encontró en momento alguno. Legó a escuchar un aviso en una larga y "sin sentido" faena, que bien se hubiese solventado con otros 20-25 de verdad a un toro de gran condición.
Destacó la pelea en varas del bravo, al que a pesar de no hacérsele las cosas bien, se le dejó un gran segundo puyazo en lo alto. Hay que mover el caballo en condiciones y no tapar la salida.
Pudo condicionar la escasa luminosidad de la plaza, que la organización hubo de tener en cuenta al determinar la hora del festejo.
Una gran tarde de toros, que permitió el triunfo a quien lo quiso y brindó al aficionado mucho de lo que demanda cuando acude a la plaza.
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