Torres de la Alameda -12/03/23- Antonio López Gibaja y Concha y Sierra para Rafael González, Isaac Fonseca y Calerito


El mundo del toro hace ya años que cambió. Suena en los corrillos, a menudo, aquello de “antes los chavales se hacían toreros para dejar de pasar hambre y ahora solo puede ser torero el que chaval que no conoce el hambre”. Y es que hoy día la tauromaquia no solo no entiende de méritos, sino que hace caso omiso a aquellos que en algún momento de su carrera derriban alguna puerta, en beneficio de aquellos que disponen de otras cualidade$.

Para todos aquellos que no han tenido el privilegio de que se les acartelarse, una vez habían demostrado su valía, y algún otro más, ha dado forma la Fundación Toro de Lidia, en colaboración con el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid y bajo la atenta mirada de Telemadrid, a la Copa Chenel.

La previa

Aunque tarde, puesto que la tercera edición de la Copa Chenel arranca el sábado, empezamos.
El bombo, tan demandado por el aficionado en muchos de los grandes seriales de la temporada, quiso que los protagonistas de esta segunda eliminatoria fuesen Rafael González, Isaac Fonseca y Calerito. El madrileño, el mexicano y el sevillano se verán las caras, a las 17:30, con el desafío ganadero entre Antonio López Gibaja y Concha y Sierra en la plaza de toros de Torres de la Alameda.

Nos deja, por tanto, esta segunda tarde, una terna joven, con un interesante encuentro entre dos de los toreros que ya saben triunfar en los certámenes de la Fundación. Dos toreros con hambre como Isaac Fonseca y Calerito. A ellos se les suma otro joven, que con menos cartel, opta a ser una de las revelaciones del certamen.

En definitiva, tres toreros de interés, entre los que se encuentra nuestra apuesta para llevarse el certamen (Isaac Fonseca) que nadie debería perderse. Al igual que no debería obviar las dos ganaderías protagonistas del cartel. Desafío Domecq (vía El Torero y Jandilla) vs Concha y Sierra (ascendencia Vazqueña), entre dos hierros diferentes, que a buen seguro darán pie a una tarde con muchas alternativas.

El escaparate de un municipio coqueto y una corrida diferente apetece. Y desde aquí os animamos a engancharos desde ya a un certamen en alza, que esperemos tome importancia desde las primeras tardes. El cuidado del toro, la transparencia y la afluencia de público, más allá de los registros televisivos, deberían convertirse en los pilares de una Copa Chenel cuyos participantes interesan. Entonces, hablaremos de éxitos.

¡Comenzamos!

Así fue la tarde

Cuando uno acude a una corrida de toros espera, al menos, encontrar aquello que busca. Y cada tarde, es normal, buscar una cosa.

Con estas acudimos a la segunda tarde de la Copa Chenel, en busca, de tres jóvenes que quieren ser figuras. Con diferentes conceptos, personalidad y ambición afrontó la terna su compromiso, destacando la labor de Isaac Fonseca y Calerito. Del desafío ganadero sobresalieron quinto y sexto, ambos de Concha y Sierra, que no solo propiciaron el triunfo sino que dejaron embestidas del gusto de muchos de los allí presentes. El último de estos, siendo premiado con la vuelta al ruedo. Por su parte, los de López Gibaja, no terminaron de romper, acusando falta de fuerzas y nula condición en líneas generales.

Corrida sería y cuajada de Lopez Gibaja, cuyos pitones ofrecieron dudas, pero cuyo cuajo fue innegable. No así como los de Concha y Sierra, más chicos, aunque igual de rematados y afiladas defensas en especial los dos últimos.

Rafael Gonzalez supuso la decepción de la tarde. Y no lo hizo precisamente por enfrentarse a un lote de nulas oportunidades como el que le cayó en suerte, sino por la impasividad con la que lo hizo. Pasó de puntillas, por tanto, frente a quizá, su último cartel para cambiar el rumbo.

El resto de la tarde supuso, sin lugar a dudas, una lucha de poder a poder entre Isaac Fonseca y Calerito.

El mexicano golpeó primero, frente a un incierto López Gibaja al que recibió a las mil maravillas capote en mano. Brindó al público y de buenas a primeras, al intentar cambiarle el viaje por la espalda, fue prendido de fea manera. Perdió la conciencia y tuvo que ser llevado a la enfermería, de donde parecía imposible que saliese. Minutos después, el desconcierto que se respiraba en la plaza se convirtió en admiración por un Isaac que volvía frente a los pitones del toro. Lo toreó con la entrega que acostumbra, pero algo más recto y aliviado, fruto no solo de la condición del toro, sino de su estado físico. Conectó con el público y cortó la primera oreja de la tarde, a la que fue imposible ponerle pegas.

Las escasas oportunidades que brindó a Calerito el tercero de la tarde, inválido de manual, propiciaron que el segundo asalto también cayese del lado de Isaac. Ahora sí, en una versión más reconocible, como su expresión física, el de Morelia se dejó cuanto tenía en cuajar a un incierto toro de Concha y Sierra. Lo citó largo dejando compases de emoción y llegando por momentos a templar, con la figura relajada, a un toro que amenazó con malas intenciones durante toda la faena. Faena que de no ser por el uso de los aceros, hubiese sido premiada con dos orejas. El presidente atendió al baremo demostrado durante la primera tarde de la Copa y asomó un pañuelo que suponía la puerta grande.

Y como las puertas había abierto el triunfador del Circuito de Madrid, allí acudió a acompañarlo, sin achicarse, el del Circuito de Andalucía. Importante fue tener delante de sí a un toro que atendió a cuanto demandaba con sobrada clase, pero más que lo que demostró el sevillano fuese del gusto del aficionado. Toreo en redondo, temple y una figura asentada forman parte del concepto de un Calerito que no duda en cargar la suerte y citar de frente. Remató una faena de dos orejas con una gran estocada. El de Concha y Sierra fue premiado con la vuelta al ruedo y Calerito dejó clara su candidatura para lo que está por venir.

Dos asaltos a uno. Dos orejas a dos. Ganas de ser toreros y ganas de ver a estos dos en la siguiente ronda.

A destacar la labor de la cuadrilla de Isaac Fonseca, que se desmonteró al completo durante la lidia del segundo y escuchó una fuerte ovación en el quinto.

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