Valdetorres del Jarama -18/03/23- Juan Luis Fraile y Cerrolongo para Juan Miguel, Adriano y Fernando Plaza
El mundo del toro hace ya años que cambió. Suena en los corrillos, a menudo, aquello de “antes los chavales se hacían toreros para dejar de pasar hambre y ahora solo puede ser torero el que chaval que no conoce el hambre”. Y es que hoy día la tauromaquia no solo no entiende de méritos, sino que hace caso omiso a aquellos que en algún momento de su carrera derriban alguna puerta, en beneficio de aquellos que disponen de otras cualidade$.
Para todos aquellos que no han tenido el privilegio de que se les acartelarse, una vez habían demostrado su valía, y algún otro más, ha dado forma la Fundación Toro de Lidia, en colaboración con el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid y bajo la atenta mirada de Telemadrid, a la Copa Chenel.
La previa
La tercera fecha de la Copa Chenel apunta a convertirse en una de las tardes de mayor emoción. Y es que la corrida de toros que va a celebrarse en Valdetorres del Jarama traerá consigo no solo una alternativa, sino también un duelo ganadero más que interesante.
Si bien es cierto que “lo de Juan Luis Fraile” no necesita presentaciones para el aficionado, “lo de Cerrolongo” puede resultar algo menos conocido. Y como carta de presentación podríamos hablar de la extraordinaria novillada que lidió el pasado año durante el circuito. Veremos por tanto si continua aquella línea y supone una alternativa en una tarde que a buen seguro teñirán de gris, en todos los sentidos, los gracilianos de Juan Luis.
De Juan Miguel no disponemos de grandes referencias, más allá de alguna buena actuación en Madrid como novillero allá por 2013, por lo que la Copa Chenel hará honor a su cometido y nos presentará al madrileño. Presentación que también hará falta para Adrien Salenc, que ha decidido renovar su nombre y darse a conocer como “Adriano”, con el único fin de que algún empresario tenga más fácil recordarlo. Veremos si el toreo del que ya ha hecho alarde el francés en alguna ocasión, da pie a ello. Rematará la terna Fernando Plaza, que se convertirá en el primer novillero en tomar la alternativa en este certamen. Le llega la oportunidad, por tanto, a aquel novillero que encandiló a Madrid, uno de los más afectados por la pandemia.
Así fue la tarde
"La experiencia es un grado". Y la falta de rodaje, un punto menos. O dos.
Y es que las muchas cosas buenas que trae consigo la Copa Chenel, contrastan en ocasiones con la falta de rodaje de muchos de sus participantes. Y cuando a esta falta de rodaje le sumamos la dureza de una corrida como la que trajeron consigo los de Juan Luis Fraile, la combinación no resulta del todo lucida.
El tercer capítulo de la Copa Chenel nos dejó dos partes muy diferenciadas. Una primera protagonizada por dos toros con opciones, y un interesante toro de Cerrolongo. Y un segundo periodo de extrema dureza, al que se pegó en el caballo sin discriminación, a cargo de los de Juan Luis Fraile.
El ejemplar con el que se doctoró Fernando Plaza fue falto de fuerzas. Soso, permitió pasajes justos para cortar una oreja. Esa y otra, trabajada ante un exigente, complicado, correoso y orientado sexto por el que apostó a sabiendas de que era ayer, o quizás nunca, supusieron una puerta grande cogida con pinzas. Más se espera del madrileño, que más no pudo hacer ante un lote de escasa oportunidad.
De algo mejor suerte gozó Juan Miguel, al que tocó la perita en dulce de la tarde. Perita en dulce que en ocasiones terminó por saborearse agria, pues la exigencia del encastado Cerrolongo fue capaz de premiar y sentenciar por partes iguales. Aseada podría ser la palabra que mejor describiese la función, si bien es cierto que la tarea no fue sencilla y la solvento sin mayor matiz que las distancias o el poder que se le impuso a un toro que tuvo sus teclas. Oreja. Ay si hubiese lucido otro hierro este toro.
Con el cuarto trató de hacer faena después de pegarlo en el caballo. Tarea complicada que terminó pagando con sangre al entrar a matar. La falta de movimiento y la orientación del de Juan Luis hicieron de las suyas. Pronta recuperación torero.
Adriano, por su parte, consiguió que apuntásemos su nombre. El problema es que muchos, lo hicieron para mal. Entre las protestas al presidente por no enseñar el pañuelo verde a un invalido de ley, al que cuidó en banderillas con intención de hacer faena, llegó a los tendidos aprovechando el vendaval. Pero no fue suficiente. Y es que no había sido suficiente pese a las muchas miradas que dedicó al presidente. Como si hubiese sido el único culpable.
El buen trato pareció gastarse en el tercero y al quinto, lo pego cuanto pudo. Lo guarreó con la muleta enseñando que, efectivamente no tenía nada y lo dio muerte como pudo.
Tarde dura, de escasas oportunidades, en la que lo único que pudo suplir la falta de rodaje fue el hambre de un nuevo matador de toros, bien acompañado.
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