Las Ventas -04/06/23- Toros de Victorino Martín para Paco Ureña y Emilio de Justo

 

Así fue la tarde...

Cerró la feria una corrida de Madrid. Seria de presencia y comportamiento. Emocionante. Con ese cuajo que asusta. Y quedó claro que todo lo sucedido anteriormente, habían sido medias tintas. Porque cuando se comportaban, eran medio toros y cuando estaban cuajados, medio bravos. 

La conjunción de todo ello corrió a cargo de D. Victorino Martín, que esta vez sí, se reconcilió con Madrid con seis toros variados en comportamiento, con una excelente puesta en escena y que ofrecieron espectáculo durante dos horas y media, en las que nadie tuvo tiempo para aburrirse.

Con la casta como denominador común, los hubo que vendieron cara su vida, como "Playero", el primero de la tarde; de sobrada clase, como "Boliviano", el segundo de Emilio de Justo; algo más parados, como "Gallego", la ultima bala de Paco Ureña; y uno excepcional, que llevaba por nombre "Director" y reunió las cualidades para ser el toro de la feria.

Ante el lote de más exigencia de la tarde, y tras una fuerte voltereta en el primero, Paco Ureña volvió a ese idilio del que, quizá, jamás debió salir. Madrid, un gris y los atributos de un lorquino dispuesto a dejarse la vida en el ruedo. No fue capaz de cuajar a su primero, un toro exigente y encastado al que mandó y se entregó tras ser prendido en varias ocasiones para dar pie a una fuerte petición. Con el cuarto, sin embargo, si pudo acoplarse. Dejó muletazos por ambos pitones, destacando los pasajes por derecho, el pitón del toro. Lo mató tras pinchazo, y el presidente, en deuda con él, le concedió la oreja de la que le había privado. El quinto, en el que debía apostar, fue el menos potable de la tarde, un toro parado y con un peligro sordo al que de haber dejado una estocada entera recibiendo, como pretendía, quizá... 

Emilio de Justo, por su parte, disfrutó lo más toreable de la tarde. Al segundo se acopló y escuchó petición, pero la verdadera oportunidad de triunfo llegaría en sus otros dos oponentes. Al cuarto, un torrente por el derecho, lo aprovechó en una versión excesivamente ventajista que no caló en el tendido. Con el sexto, el toro de la tarde, y de la feria, anduvo más dispuesto, colocado y templado. Una poderosa embestida a la que se acopló especialmente en dos tandas en los medios por el derecho. Falló con los aceros. Desapercibido para muchos por la ausencia de triunfo, "Director" quedará en la memoria de otros tantos por su comportamiento y presentación. Un toro a la altura de Madrid al que no se premió, si quiera, con la vuelta al ruedo.

El debe de la corrida volvió a ser el tercio de varas -y que se corroborase el triunfo, aunque eso, ya no es cosa de los bravos-. 

Paco Ureña volvió a su senda, dando sentido al cálido recibimiento que les había brindado Madrid -a fin de cuentas eran dos toreros de Madrid, de vuelta a una ganadería que les ha llevado a la cumbre-. 
Y hablando de brindis, ambos entregaron sus monteras al Rey, espectador de lujo durante la tarde. Emilio de Justo, además, quiso dedicar la muerte del cuarto a Álvaro de la Calle, que volvía a Madrid como sobresaliente. Mismo gesto que quiso tener Ureña con su compañero de cartel, al que respeta y admira.
 



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