Las Ventas -11/06/23- Corrida In Memoriam de José Cubero "Yiyo"

 

Así fue la tarde...

1 de junio de 1983.

El clasicismo, el encaje, la expresión y la naturalidad de José Cubero “Yiyo”, aquel joven procedente de Burdeos que ya encandilase a Madrid dos años atrás como novillero, encumbraban a este nuevo torero madrileño, haciendo de la Plaza de Toros de las Ventas, su plaza.

Había llegado a aquel San Isidro por la vía de la sustitución -fruto de las injusticias del sistema con aquellos toreros que buscan escribir su camino alejados de grandes casas-, y tras ganarse volver en su primera tarde, a la segunda fue la vencida. Puerta grande para el de Canillejas. Y lo que es más importante, el respeto y admiración de su plaza.

 

11 de junio de 2023

La Plaza de Toros de las Ventas aprovecha la liberalización de precios para congregar, una tarde más, a la figuras, en una nueva corrida fuera de abono. La “Corrida In Memoriam” tendrá como principal objetivo homenajear alguna figura histórica del mundo del toro. En su primera edición darán forma al cartel Julián López “El Juli”, Alejandro Talavante y Andrés Roca Rey, que se verán las caras con un encierro de Victoriano del Río, que servirá para recordar a D. José Cubero Sánchez “Yiyo”.

Una breve exposición fotográfica, un precioso burdeos y azabache del torero peruano y un brindis al cielo del madrileño fue, en preciso detalle, todo cuanto organizadores y actuantes pusieron de su parte para que la “Corrida In Memoriam” cobrase sentido. Sentido del que, por otro lado, quedo demostrado que carecía, cuando pocos segundos después de arrancar el minuto de silencio posterior al paseíllo, el murmullo, las preguntas de “¿quién se ha muerto?” y un lamentable “Viva España” inundaron los tendidos. Me dueles Madrid, me dueles.

Reflejo de esta falta de conocimiento y respeto, fue lo que vendría después, cuando los seis de Victoriano del Río tomasen las riendas de la jornada ofreciendo una interesante tarde de toros. Bien presentada en general, a excepción de un imperdonable tercero, el juego ofrecido fue variado, con ese punto de emoción que exige poder, pero con opciones de triunfo.

“El Juli” volvió, después de tres años, a escuchar el desacuerdo de los más exigentes ante su obra al primero. Y no, no fue por manía, sino porque no estuvo a la altura de su adversario. Poderoso, pero sin colocación, entendió lo sucedido y cambió las formas para volver a escuchar aplausos en el cuarto, tras cuajar una obra que no terminó de coger vuelos, ante otro buen toro. No fueron tontos, ni embistieron adormecidos, pero el madrileño desaprovechó un lote de puerta grande ante dos importantes toros del hierro de Guadalix de la Sierra.

Talavante, que daba por finalizado su maratón de compromisos en Madrid, volvió a hacer méritos para repetir la próxima temporada. ¡QUE SEAN 5 GARRIDO! Nada de nada del extremeño ante el lote más deslucido de la tarde.

Por último, y no por ello menos importante, el encargado de hacer despegar la tarde -y el ambiente en los tendidos- fue Andrés Roca Rey. El peruano fue, además y a buen seguro, la razón por la que muchos de los asistentes habían acudido a los toros. Y eso, es un mérito irrechazable. La pena es, al menos para mí, que gran parte de ellos -les llamaremos “los del ¿quién se ha muerto?”- acudieran tras un nuevo sablazo de Plaza 1, sedientos de triunfos y sin comprender la importancia del tendido en que estaban sentados. No les culpo. “Los del ¿quién se ha muerto?” fueron, su torero les emocionó, le pidieron las orejas y se marcharon. ¿A quién le importa si volverán?

Entre medias de todo esto Roca Rey se cruzó con el mejor lote de la tarde. Encastado, demandó poder y se entregó con clase por partes iguales, desbordando en varias ocasiones a un torero que se vio obligado a recurrir a la cercanía, los pases por la espalda y la “emoción”, para calar en “los del ¿quién se ha muerto?”. Cuando ni siquiera aquello bastó, durante la faena al sexto, el recurso fue encararse con quienes le exigían que, como figura del toreo que es, cuajase 20 muletazos de ley a un toro bravo. A esto respondieron “Los del ¿quién se ha muerto?” con gritos de “torero, torero” hacia Roca Rey y "fuera fuera" hacia los mantienen la apariencia del tendido fuera de feria, dejando claro que no solo no sabían a quien habían acudido a homenajear, sino que tampoco parecían tener una idea clara de lo que significa y trae consigo la palabra torero. Con el ambiente enfervorecido tras lo sucedido, una cogida y una buena tanda tras la misma, dos pinchazos y un aviso no fueron suficientes para aplacar la petición (tampoco lo habían sido los dos avisos y dos descabellos del primero, al que premiaron con oreja), y solo la sólida y más que justificada decisión de Ignacio Sanjuán Rodríguez salvó a Madrid de una nueva puerta grande. Así, en pequeñito. Personalmente, lo siento, en especial, por Roberto Domínguez, quien parecía estar sufriendo un complicado episodio candidiasis selectiva cada vez que dedicaba una mirada al tendido 7. Dúchese antes de volver.

Yiyo, torero, perdónales. A ellos y a Roberto, quien casualmente, tras un accidente de moto, fuese el matador que no pudo realizar el paseíllo aquella tarde de 1983 en Madrid. Aquella que, a la postre, te abriría no solo 3 nuevos carteles en Las Ventas, sino también, las puertas de Madrid. Tu Madrid. Ese, que ahora duele.

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