Las Ventas -31/05/23- Toros de Santiago Domecq para Arturo Saldivar, Fernando Adrián y Álvaro Lorenzo


Así fue la tarde...

Lo siento por todos aquellos que decidieron quedarse en casa. De corazón lo hago. 

Era para muchos el cartel de ayer una nueva razón para marcar otra "jornada de descanso" en el calendario isidril. Y la mayoría de ellos lo hicieron por la simple razón de que "a esos, no les conoce nadie", dejando claro que más allá de las figuras y San Isidro, las cosas seguirán siendo como acostumbran en Madrid.

En el camino de "los que no conoce nadie" se cruzó una ganadería con la que no se acartelan "los que si conoce la gente". Y una vez más, salió a relucir el por qué. 

Santiago Domecq lidió en Madrid la corrida de la feria. Una corrida con oportunidades y casta, desigual de hechuras y presentación, que no se empleó en el caballo, pero más que notable en la muleta. Santiago Domecq no lidió "tontos del bote", ni "alimañas", sino una corrida de las que cuando uno no está, saca las vergüenzas. Y eso, aquí, parece no gustar "a los que están".


En esta tesitura, gozaron de una gran oportunidad Arturo Saldivar, Fernando Adrián y Álvaro Lorenzo. Y a pesar de que solo el madrileño pudo aprovecharla, todos ellos se mostraron fieles a su estilo y fueron capaces de justificar su comparecencia.

El mexicano vino a confirmar la distancia que separa la tauromaquia madrileña de la mexicana. En dos polos completamente opuestos, su concepto estuvo a años luz de calar en los tendidos. Rozó la temeridad con su primero, que le prendió en numerosas ocasiones, y anduvo más asentado con el cuarto, al que si cuajó algún muletazo. Tenía ganas de ver en directo a toreros del otro lado del charco, aplaudo la idea y que Madrid no cambie su rigor, pero debemos de entender las muchas diferencias que el toro y la tauromaquia encuentran en ambos países. Y por ello, entiendo, valoro y respeto, la tarde que echó Arturo Saldivar, pero no haré la vista gorda a la gran oportunidad que desaprovechó.

Álvaro Lorenzo no se acopló al buen, aunque agresivo, pitón izquierdo del tercero de la tarde. Lo toreó sin calar en el tendido y esperó al sexto. La tarde, destinada a tomar los mismos vuelos, la cambió una cornada en el comienzo de la faena. Con la casta y gallardía de quien no se mira los muslos tras ser prendido los nuevos aires del toledano, buscaron el pitón contrario y templaron una embestida encastada con grandes muletazos al natural. Llegó de nuevo al Madrid que ya enamorase hace unos años, pero con el que no había sido capaz de reconciliarse. La faena se apagó al final y su labor terminó en una vuelta al ruedo.

A pies puntillas, aunque dejando destellos, se justificó Fernando Adrián con un encastado segundo que complicaba el final de cada muletazo con agresivos derrotes. Dicha justificación fue, para el presidente, meritoria de una oreja. Y a sabiendas de que las puertas quedaban a medio abrir, buscó el lio al quinto. Y lo encontró gracias a "Contento", un toro que además de la casta de que gozaron sus hermanos, desbordó movilidad y clase. Lo amoldó en la muleta, lo toreo y entendió por derecho e izquierdo, dejando buenos y rotundos pasajes. Destacó el final por bajo y un cambio de mano. De ambos nos acordaremos, señal de que, esta vez sí, el triunfo estaba al caer. La sensación cambió tras un metisaca, pero tras tirarse a matar o morir, abrió una puerta grande algo justa. 

Santiago Domecq o La Palmosilla son de esas ganaderías a las que, incomprensiblemente, las figuras no terminan por abrirse. Un ejemplo más de que el encaste Domecq dispone de una variedad asombrosa y que corre por la sangre de muchas de sus ganaderías, una casta que nada tiene que envidiar a la de ganaderías como La Quinta, a la que curiosamente si se apuntan todos ellos.

En Pamplona, un claro ejemplo de ello estos últimos años, acapara La Palmosilla todos los premios de la Feria. Lo que no parece conseguir es que la den muerte los primeros del escalafón.

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