Las Ventas -13/05/23- Toros de Guiomar Cortés de Moura y Montalvo para Diego Ventura, Paco Ureña y Ginés Marín


Así fue la tarde...

El mérito de un buen cronista taurino no está en contar lo que sucede en las tardes en que hay algo que contar, sino en hacer llegar algo al lector cuando realmente no hay nada más allá de pequeños detalles. Y de estas últimas, en las 24 jornadas que componen San Isidro, hay un puñado.

La controversia generada por "colar" una corrida mixta en el abono isidril pareció disiparse con las más de 22.000 personas que poblaron el tendido venteño. Y es que dos toreros muy del gusto de Madrid se acartelaban junto al que muchos consideran el mejor rejoneador de todos los tiempos.

De lo que sucedió en el primero y cuarto de la tarde, un cronista aficionado prefiere no hacer mención, pues de lo que uno no se ha molestado en aprender, mejor no opinar. Paseó una oreja tras pinchazo un Diego Ventura que dejó una faena de mucha conexión con el público en su segundo. Y hasta ahí puedo leer.

En lo que al toreo a pie, y en puntas, se refiere, la tarde estuvo condicionada por el escaso juego del encierro de Montalvo. Y cuando un encierro condiciona, solo la inteligencia o gallardía de los actuantes son capaces de encontrar el triunfo.

Fue el caso de Ginés Marín con el sexto, el toro más potable de la corrida. Rompió este a embestir y quiso repetir, sin sobrada entrega y transmisión, pero permitiendo más que sus hermanos. Esta condición la aprovechó el extremeño, en una versión de figura del toreo, junto a la de un Madrid sin rigor, para tras una faena de más cuidado que sometimiento por ambos pitones, arrancar una oreja tras una buena estocada. Hubo buenos pasajes, de los que solo recordaremos una ajustada arrucina y deja de contar. Realmente, había poco más que sacar, pero lo que se sacó, no debe ser suficiente para tocar pelo en Madrid.

Menos tuvo Paco Ureña, a quien Madrid dejó claro que sigue esperando. La poca lucidez y transmisión de sus oponentes fueron el impedimento para que su actuación, a la que solo podemos sacar un "pero" de la lidia del segundo de la tarde, llegase a buen puerto. Y vuelve a ser ese "pero" las distancias, pues atrás parecen estar quedando aquellos cites a una distancia que permita no solo el lucimiento del toro, sino también el ritmo y transmisión en cada una de sus embestidas. De cualquier modo, volvió a quedar claro que no es este el toro que hace del lorquino, un torero de Madrid.

Fue de escaso interés una corrida de Montalvo en la que tímidamente se protestó la presentación de algún toro y en la que podían haberse devuelto quinto y sexto. Este hecho volvió a derivar en la exigencia del respetable de un "palco con afición", protesta que volvió a sumarse al "mulilleros, peseteros" que dio pie la segunda de abono.

Espero que haya sido suficiente. Y es que, que mérito tienen los buenos cronistas taurinos.

Comentarios

Entradas populares