Las Ventas -25/05/23- Toros de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto para José María Manzanares, Emilio de Justo y Roca Rey


Así fue la tarde...

¡Querían ambiente y lo tuvieron!

Eso, o algo similar, debieron comentar camino al coche Rosco y compañía a eso de las 21:30.

Las palmas, aunque de tango, acompañaron las faenas. Los pañuelos, aunque verdes, se exhibieron en el tendido. Y los gritos, aunque de “miau, miau”, rugieron al unísono a cada pase.

¿Se sobrepasaron límites?
Puede ser.

El primero, este:
 
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Desigual y con toros impresentables para Madrid, se lidió la corrida de El Puerto de San Lorenzo y la Ventana del Puerto. Los de Lisardo-Atanasio hubieron de ser remendados con uno de Valdefresno y como sobreros se anunciaron dos de El Vellosino. Gracias a las figuras por la apertura a nuevos encastes. De este desafío improvisado entre la sangre ya mencionada y la Domecq, sorprendió que los toros no se sortearon 1-1, sino que Roca Rey se enfrentó a dos de La Ventana (Domecq) y Emilio de Justo a dos de El Puerto (Lisardo-Atanasio). Gracias, pero no tanto.

Se solicitó insistentemente la devolución del primero, que se mantuvo en el ruedo para escuchar la mundial. Se devolvió el segundo. El tercero, un gato, escuchó “miau, miau” a cada pase. El cuarto no caló, el quinto se arrastró con las orejas puestas y el sexto volvió a escuchar maullidos. Así, grosso modo.

A todo esto respondió un sector, el de siempre, con protestas. Lo tenían claro y no dudaron en expresarlo: “hay que reventar la corrida”. Como si la corrida no estuviese destinada a reventarse sola. Y no hicieron falta más que palmas y alguna voz para que el escaso interés que tenía lo que estaba sucediendo en el ruedo, se trasladase al tendido. Broncas, insultos y un clima rancio abordaron Madrid.
Y ahí estuvo la tarde. Entre quienes aplaudían orgullosos de ver una faena mediocre al toro de Aranjuez, y quienes no estaban dispuestos a permitirlo. “Emilio, con lo que has sido”, “Miau miau”, “A tu sitio”, “Miau”, “Cállate hijo de puta”, “Miau miau”.

Entre todo esto se lidió un gran toro, en quinto lugar y de nombre “Cigarro” –otra vez “Cigarro”-, al que cuidó Emilio de Justo para disfrutar de su excelso pitón derecho y un pitón izquierdo que hubo que amoldar. El toro aguantó y aunque apagándose, permitió el triunfo a de Justo. Se arrastró entre una cálida ovación, pero con las orejas puestas. Y es que, a pesar del fallo con los aceros, Emilio no fue el de antes.

Manzanares, que había cambiado su actitud con respecto a su anterior comparecencia, no gozó de oportunidades; mientras que Roca Rey, a la deriva entre su concepto y la mediocridad, tampoco. Cosas del toro.

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Aguanta, Madrid, aguanta.

Aguanta y recuerda:
Las protestas justificadas jamás serán desproporcionadas.

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